martes, 12 de abril de 2011

Periodo fertil e infertil.

LA INFERTILIDAD:
La infertilidad es la imposibilidad de concebir un hijo naturalmente o de llevar un embarazo a término después de un año de vida sexual activa. Hay muchas razones por las que una pareja puede no ser capaz de concebir, o no ser capaz de hacerlo sin asistencia médica.
El Consejo Internacional de Difusión de Información sobre Infertilidad considera que una pareja es infértil si:
•No han concebido después de más de 12 meses de mantener relaciones sexuales sin protección, o después de 6 meses si la mujer tiene más de 35 años de edad. La duración reducida para mujeres de más de 35 años se debe al rápido decline de la fertilidad a partir de esa edad, por lo que debería solicitarse ayuda más rápidamente.
•No puede llevarse el embarazo a término.
La infertilidad afecta aproximadamente al 15% de las parejas. Aproximadamente el 35% de los casos se deben a un factor masculino, 55% se deben a un factor femenino, y el resto es de causas explicable.

La infertilidad primaria describe a las parejas que nunca han podido quedar en embarazo después de al menos un año de relaciones sexuales (coito) sin protección.
La infertilidad secundaria describe a las parejas que han estado embarazadas al menos una vez, pero que no han podido volver a quedar en embarazo.
Causas, incidencia y factores de riesgo
Las causas de la infertilidad (esterilidad) abarcan un amplio rango de factores tanto físicos como emocionales. La infertilidad de una pareja puede deberse a factores femeninos, factores masculinos o ambos:


INFERTILIDAD FEMENINA:
Puede deberse a:
•Problemas para que un óvulo fertilizado o embrión sea capaz de sobrevivir una vez se fija al revestimiento del útero
•Problemas para que el óvulo fertilizado sea capaz de fijarse al revestimiento del útero
•Problemas para que los óvulos puedan movilizarse desde el ovario hasta el útero
•Problemas para que los ovarios produzcan óvulos
Puede ser causada por:
•Trastornos autoimmunitarios, como el síndrome antifosfolípídico (SAFL)
•Trastornos de la coagulación
•Defectos del útero y del cuello uterino (miomas o fibroides, pólipos, defectos congénitos)
•Ejercicio excesivo, trastornos alimentarios o desnutrición
•Exposición a ciertos medicamentos o toxinas
•Consumo excesivo de alcohol
•Desequilibrio o deficiencias hormonales
•Enfermedad prolongada (crónica), como la diabetes
•Obesidad
• Quistes ováricos y síndrome de ovario poliquístico (SOPQ)
•Infección pélvica o enfermedad inflamatoria pélvica (EIP)
•Cicatrización a raíz de infección de transmisión sexual o endometriosis
•Tumor
INFERTILIDAD MASCULINA:
La infertilidad masculina puede deberse a:
•Una disminución en el número de espermatozoides
•Espermatozoides que resultan bloqueados y no pueden ser liberados
•Espermatozoides que no funcionan adecuadamente
La infertilidad masculina puede ser causada por:
•Contaminantes medioambientales
•Exposición a mucho calor durante períodos prolongados
•Anomalías genéticas
•Consumo compulsivo de alcohol, marihuana o cocaína
•Deficiencia hormonal o tomar demasiada cantidad de una hormona
•Impotencia
•Infecciones de los testículos o el epidídimo
•Edad más avanzada
•Quimioterapia previa
•Cicatrización previa debido a infección (incluyendo enfermedades de transmisión sexual), traumatismo o cirugía
•Exposición a la radiación
•Eyaculación retrógrada
•Tabaquismo
•Cirugía o traumatismo
•Consumo de fármacos recetados, como cimetidina, espironolactona y nitrofurantoina.
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LA FERTILIDAD:

La fertilidad es la capacidad de un animal, planta o terreno de producir o sustentar una progenie numerosa. En los animales, incluido el hombre, es el resultado de la interacción de numerosos factores, tanto biológicos —la edad, el estado de salud, el funcionamiento del sistema endocrino— como culturales —las prescripciones respecto al sexo y el matrimonio, la división sexual del trabajo, el tipo y ritmo de ocupación—, que la hacen variar espectacularmente entre situaciones distintas. En el sentido horticultural, es una medida de la riqueza nutricional del suelo.
La fertilidad humana ha sido históricamente una cuestión culturalmente significativa. Al ser los hijos una fuente crucial de mano de obra en sociedades agrarias o de economía de subsistencia, la capacidad de ofrecer al núcleo familiar una prole numerosa era un rasgo muy valorado en las mujeres infértil. La infertilidad masculina, de frecuencia similar, permaneció mucho tiempo desconocida, atribuyéndose sólo a las mujeres la responsabilidad de la reproducción, como parte del régimen patriarcal de Occidente.
En sociología, la tasa de fertilidad —medida como el número de hijos por mujer— se ha usado como estimador fiable para el crecimiento vegetativo de la población.
En el caso de enfermos de patologías graves (como el cáncer) que son sometidos a tratamientos agresivos para conseguir la remisión de la enfermedad (radioterapia, quimioterapia), un efecto secundario frecuente es la pérdida de la capacidad reproductora, debido a la destrucción de los tejidos productores de gametos, espermatozoides u óvulos.1 Por ello, una preocupación creciente en estos pacientes es la posibilidad de preservar su fertilidad, para mantener su capacidad reproductora después de superada la enfermedad. En el caso masculino, la solución más sencilla es la criopreservación de espermatozoides, una técnica perfectamente desarrollada, y que permite al paciente mantener la capacidad reproductora, aunque recurriendo a técnicas de reproducción asistida. En el caso femenino, la situación es más compleja, debido a la menor tasa de producción de óvulos por ciclo, a la dificultad de su extracción y a la mayor complicación en las técnicas de criopreservación.
En las últimas décadas la incidencia de cáncer ha aumentado, pero paralelamente la tasa de supervivencia ha mejorado mucho: por ejemplo, en los últimos 25 años, la tasa de supervivencia relativa de 5 años para todos los tipos de cáncer ha pasado del 56% al 64% en pacientes femeninos, por lo que las necesidades de preservación de fertilidad también aumentan. El cáncer de mama es el tumor más frecuente en las mujeres occidentales, mientras que la enfermedad de Hodgkin (HD) es el tumor sólido más frecuente en adolescentes.4 Por esta razón, las pacientes de éstos dos tipos de cáncer son posiblemente las que con mayor probabilidad recurran a técnicas de preservación de fertilidad.
Las opciones de preservación de fertilidad para las mujeres son las siguientes:
•Erocriopreservación de embriones: para ello es necesario obtener óvulos de la mujer, fecundarlos mediante fecundación in vitro (FIV) y congelar los embriones para su posterior implantación en el útero de la mujer; en este caso, o bien la mujer dispone de pareja estable o bien se debe recurrir a un donante anónimo, lo cual puede suponer un inconveniente. Este es el método utilizado con mayor frecuencia, con una tasa de éxito del 40%.
•Criopreservación de tejido ovárico: extraer y congelar tejido ovárico de la mujer para reimplantarlo después del tratamiento contra el cáncer; en este caso las principales complicaciones potenciales son el procedimiento de criopreservación (que no parece ser el factor limitante), y el riesgo de daño isquémico, aunque se están desarrollando con éxito técnicas para disminuir dichas complicaciones. En cuanto al desarrollo, los investigadores están aún trabajando en la mejor manera de conectar el tejido ovárico implantado al riego sanguíneo, aunque ya han nacido algunos niños utilizando esta técnica, que es la más prometedora en el caso de niñas de corta edad con problemas de fertilidad.
•Supresión ovárica: tratamientos hormonales para proteger el tejido ovárico durante la quimio o radioterapia.
•Transposición de ovarios: reposicionamiento de los ovarios mediante cirugía, para alejarlos de la zona de exposición a la radioterapia.
•Cirugía ginecológica conservadora: por ejemplo retirada del cérvix mediante cirugía, pero mantenimiento del útero.




Africa López Romero

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